
El viaje que no planeé: Reflexiones sobre mi proceso migratorio.
Me encantaría decirles que mudarse a otro país es muy sencillo, pero el proceso migratorio no siempre se ve como un día soleado. Mi experiencia me ha enseñado que, si pudiese regresar el tiempo, hay situaciones que me gustaría haber evitado.
Llegué a Montreal como turista y debo resaltar que, no era mi intención quedarme a vivir en esta Ciudad. Sin embargo, a medida que pasaban los días y motivada por la calidez del verano, me fui enamorando de este hermoso lugar.
La emoción de mudarme se entremezcló con la incertidumbre y la constante búsqueda de un equilibrio: entre la tristeza por lo que dejaba atrás y la ilusión de lo que me esperaba.
Adaptarse a un nuevo lugar no es algo que suceda de la noche a la mañana, es un proceso donde todo es diferente; las personas, el clima, el idioma, los amigos y la manera en que se vive el día a día. Y a pesar de que con el tiempo aprendes a enfrentar desafíos que no anticipaste, te das cuenta que nunca dejas de extrañar.
Pero al final de la tormenta, el cambio comienza a no pesar tanto, las calles que antes parecían ajenas comienzan a formar parte de tu rutina y, sin darte cuenta, construiste un nuevo hogar en un lugar que un día fue desconocido.
Es el proceso, lo que convierte el viaje en una experiencia valiosa.